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La historia del colombiano que vive junto a su familia de trapo.

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Cristian Montenegro, un joven bogotano de 27 años, ha generado controversia en las redes sociales después de afirmar tener una familia compuesta por cuatro muñecos de trapo, a los que presenta como si fueran sus hijos y su pareja. Según Montenegro, su decisión de crear esta familia ficticia se debió al dolor de varias relaciones amorosas fallidas, y se ha convertido en una forma de aliviar su soledad.

La historia de Montenegro comenzó en 2022, cuando empezó a publicar fotos en sus redes sociales en compañía de una muñeca de trapo a la que llamó Natalia Ortiz. Poco después, afirmó tener dos hijos con ella, a los que bautizó como Adolfo Daniel y Leidy María. A medida que sus publicaciones se hicieron más populares, Montenegro agregó un cuarto muñeco de trapo a su familia, al que llamó Sammy.

El comportamiento de Montenegro ha sido objeto de críticas y preocupación por parte de muchos usuarios de las redes sociales, que lo han acusado de buscar atención o de tener problemas mentales. Algunos han sugerido que debería recibir ayuda psicológica, mientras que otros han ido más allá y han afirmado que podría representar un peligro para la sociedad.

Montenegro ha respondido a estas críticas asegurando que ama a su familia de trapo y que está dispuesto a hacer cualquier cosa para protegerla. En varias ocasiones, ha sido visto paseando a los muñecos en parques y movilizándose en compañía de Natalia hasta en TransMilenio. Sin embargo, también ha admitido que su comportamiento ha afectado su vida personal y que ha sufrido agresiones físicas como resultado de ello.

En un video reciente publicado en sus redes sociales, Montenegro mostró los golpes que había sufrido en el rostro y afirmó que su vida era un infierno. «Si yo no llego a cargar estas cosas, llego a dejar de querer esto, yo pierdo la libertad…puedo estar en prisión, así que mientras lo que me quede de vida, tengo que tener a alguien», dijo. «De lo contrario, yo no puedo estar solo ni nada…yo no sé ni qué hacer, estoy tratando de hacer lo que puedo, otra vez me dejaron así…esta vida que tengo así…»

La historia de Cristian Montenegro ha generado un intenso debate sobre la salud mental y la soledad en la era digital. Aunque algunas personas lo han criticado y ridiculizado, otros han mostrado empatía y comprensión hacia su situación. Sin embargo, lo que queda claro es que la historia de Montenegro es un ejemplo más de cómo las redes sociales pueden influir en nuestras emociones y comportamientos, y cómo la soledad puede afectar a las personas de maneras impredecibles y peligrosas.


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